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  1. Planificación:

Realizar un análisis previo de las necesidades eléctricas y de carga de la instalación para determinar los requisitos de la red de baja tensión. Esto incluye considerar la distribución de los puntos de conexión, la capacidad de carga estimada y la ubicación de los dispositivos de protección.

  1. Selección de cables y equipos:

Utilizar cables y equipos apropiados para la red de baja tensión, asegurando que cumplan con las normas y regulaciones eléctricas vigentes. Es fundamental considerar la capacidad de corriente, la resistencia a la tensión y la adecuación para el entorno en el que se instalarán.

  1. Aislamiento y protección:

Garantizar un aislamiento adecuado de los cables y componentes de la red para prevenir fugas eléctricas y minimizar los riesgos de contacto accidental. Además, se deben instalar dispositivos de protección como interruptores diferenciales y fusibles para prevenir sobrecargas y cortocircuitos.

  1. Puesta a tierra:

Realizar una correcta puesta a tierra de la red de baja tensión para asegurar la protección contra descargas eléctricas y garantizar la estabilidad del sistema. Esto implica la conexión de los conductores de tierra a electrodos de tierra adecuados y verificar periódicamente su funcionamiento.

  1. Mantenimiento regular:

Realizar inspecciones y mantenimiento periódico de la red de baja tensión para detectar y solucionar posibles problemas o deterioros. Esto incluye verificar las conexiones, limpiar y revisar los dispositivos de protección, y realizar pruebas de funcionamiento y seguridad.

  1. Cumplimiento normativo:

Asegurarse de cumplir con las normas y regulaciones eléctricas locales y nacionales para garantizar la seguridad y la conformidad de la red de baja tensión. Esto implica seguir los estándares de instalación, utilizar equipos certificados y realizar las revisiones requeridas por los organismos competentes.

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